La forma en la que orinamos parece un gesto cotidiano sin importancia, pero lo cierto es que puede influir en la salud urinaria y prostática, especialmente en algunos hombres. Culturalmente, lo más habitual es hacerlo de pie, ya que resulta cómodo, rápido y práctico en la mayoría de las situaciones. Sin embargo, orinar de pie puede dificultar en algunos casos el vaciado completo de la vejiga, sobre todo en hombres con problemas de próstata o síntomas de hiperplasia prostática benigna (HPB). En estos casos, la orina residual puede favorecer la sensación de vaciado incompleto o la necesidad de orinar con más frecuencia. 

Orinar sentado: beneficios en algunos casos 

Adoptar la posición sentada para orinar tiene ventajas que en ocasiones se pasan por alto. Sentarse relaja la musculatura del suelo pélvico y puede ayudar a un vaciado más completo de la vejiga. Este detalle, que puede parecer menor, resulta especialmente importante en hombres que ya presentan dificultades miccionales o en aquellos que buscan mejorar la higiene y la comodidad en su vida diaria. 

Los beneficios se notan especialmente en: 

Además, al orinar sentado se reduce la presión sobre el abdomen y la vejiga, lo que puede resultar más cómodo para hombres mayores o con problemas de movilidad. También puede ser una postura recomendable en momentos puntuales, como tras una cirugía urológica o durante episodios de dolor, en los que se necesita más tiempo y calma para completar la micción. 

¿Qué es mejor: orinar de pie o sentado?

No existe una única respuesta válida para todos los hombres. La elección depende de la edad, la salud prostática, los hábitos y el entorno: 

Más allá de la postura, lo importante es prestar atención a los síntomas urinarios (como chorro débil, vaciado incompleto o urgencia frecuente) y consultar al urólogo si se mantienen en el tiempo. De esta manera, no solo se resuelve la duda sobre la mejor forma de orinar, sino que también se pueden detectar precozmente problemas urológicos que afectan a la calidad de vida.