La testosterona es la principal hormona masculina y pertenece al grupo de los andrógenos -también llamados esteroides o esteroides anabólicos-. Esta hormona se produce en los testículos y aporta características sexuales masculinas como el vello facial, la gravedad de la voz y la musculatura, además de actuar sobre el mantenimiento de los huesos, la actividad física y mental, la producción de espermatozoides, el deseo sexual, la erección, etc.
Todos los hombres necesitan testosterona para tener una vida saludable física y psicológicamente. Pero el nivel de esta hormona disminuye naturalmente con la edad, se estima que un 2% al año a partir de los 30-40 años. Aunque el déficit de testosterona, también llamado hipogonadismo, afecta sobre todo a hombres mayores de 50 años. Su prevalencia se cifra entre el 2 y el 5% de hombres a los 50 años, y alcanza el 30% de hombres al cumplir 80 años.
De manera relevante, el hipogonadismo está asociado con mayor riesgo de cardiopatía, osteoporosis, pérdida de masa muscular, alteraciones cognitivas y problemas en la esfera sexual. Algunos estudios indican que un nivel bajo de testosterona podría estar relacionado con mayor mortalidad.
La testosterona se produce mayoritariamente en los testículos (95%) y glándulas suprarenales (5%) con un ritmo circadiano (regulación de los estados de sueño y vigilia): la concentración de testosterona es máxima entre las 7 y las 11 horas y decrece el resto del día.
Las causas más comunes del síndrome de déficit de testosterona son la edad, la obesidad, la diabetes, el síndrome metabólico, algunos medicamentos (corticoides, derivados de la morfina, antiandrógenos) y varias enfermedades crónicas, especialmente aquellas que tienen una naturaleza inflamatoria.
Los tres síntomas más comunes del déficit de testosterona son la disminución del pensamiento erótico, un nivel bajo de deseo sexual y el descenso en la cantidad erecciones nocturnas o matutinas. El déficit de testosterona produce síntomas en tres esferas diferentes: esfera sexual, esfera psicológica/cognitiva espera somática.
Sin embargo, los síntomas de hipogonadismo son inespecíficos y, a menudo, se solapan con otras enfermedades. Por ese motivo, no suelen usarse cuestionarios de despistaje de testosterona baja, dado que suelen ser “falsamente” positivos en muchas situaciones distintas a la disminución de testosterona.
El diagnóstico del hipogonadismo se realiza mediante la combinación de dos análisis de sangre en los que se encuentren unos valores bajos de testosterona junto con síntomas de deprivación androgénica. Antes de iniciar el tratamiento es necesario realizar un análisis de sangre completo con valores de PSA y un estudio de densidad mineral ósea.
En la medida de lo posible, el médico debe tratar de encontrar la causa que justifique ese descenso hormonal para poder aplicar el tratamiento adecuado. Dado que gran parte de los casos de hipogonadismo en hombres adultos está relacionado con la obesidad y el síndrome metabólico (hipertensión arterial, resistencia periférica a la insulina, obesidad y elevación de los niveles de colesterol), se debe tratar de atacar los factores que causan dicha situación. Es básico plantear un tratamiento fundamentado en la modificación del estilo de vida, basado en una dieta sana y equilibrada (mediterránea o vegetariana) junto con ejercicio físico dirigido.
La suplementación con testosterona exógena mejora notablemente los resultados, por lo que se recomienda usarla desde el inicio del tratamiento. La suplementación con testosterona está contraindicada en algunas situaciones, como el cáncer de próstata o de mama activos, la insuficiencia cardiaca moderada o grave, el síndrome de apnea hipopnea del sueño y los síntomas del tracto urinario inferior graves.
Al principio del tratamiento, la mejor formulación de testosterona es la vía transdérmica (percutánea), que se puede interrumpir fácilmente en caso de efectos secundarios. Pasado un cierto tiempo es posible pasar a suplementación inyectable de larga duración, que consigue unos niveles de testosterona muy estables con solo una inyección cada 14 semanas.
El tratamiento del hipogonadismo produce mejoría en varias esferas: aumenta el cociente de masa magra/masa grasa, mejora la sensación de fuerza y el deseo sexual, así como la función eréctil. La mejoría es mayor cuanto menor es la testosterona de entrada.
Las complicaciones del tratamiento son escasas. La complicación más común en el caso de los geles transdérmicos es la dermatitis causada por el excipiente alcohólico de la fórmula. Respecto a la testosterona, las complicaciones más comunes son la policitemia (el aumento de la concentración de hematíes) y el aumento de las transaminasas hepáticas.
El seguimiento de los pacientes tratados con suplementación de testosterona se realiza mediante un análisis de sangre trimestral, en el que debe incluirse PSA, testosterona, SHBG, hemograma y bioquímica con perfil hepático junto con una determinación de densidad mineral ósea al inicio y durante el seguimiento.