El deseo del hombre de tener un pene más grande ha hecho que se desarrollen muchas técnicas de engrosamiento de pene.

A lo largo de la historia, el pene se ha considerado un símbolo de masculinidad, generando una gran ansiedad y preocupación excesiva sobre la longitud y grosor del pene en muchos hombres por temor a que este sea evaluado negativamente por los demás.

Hasta el 50% de los hombres perciben que su pene es más pequeño que la media cuando, en realidad, tiene un tamaño dentro de la media (el grosor medio del pene en erección es de 13,1 cm y 11,65 cm respectivamente). Esta idea preconcebida, y reforzada por los medios de comunicación y el consumo de pornografía, lleva a muchos hombres solicitar un aumento de pene.

Se han adoptado varios métodos para conseguir el aumentar el perímetro peneano, desde la inyección de las más diversas sustancias, la colocación de injertos y colgajos, hasta métodos más invasivos como la faloplastia cosmética.

La cirugía presenta unas altas tasas de éxito y satisfacción siendo el método, sin embargo, más invasivo. Recientemente, los métodos menos invasivos han ganado popularidad a pesar de que muchos casos la evidencia tras ellos es escasa y los resultados heterogéneos. A continuación, mencionamos los métodos de engrosamiento de pene sin cirugía que existen y desmontamos los mitos sobre ellos:

Técnicas de engrosamiento de pene sin cirugía

Dispositivo de vacío

El dispositivo de vacío es un dispositivo mecánico que aprovecha una presión negativa creada por una bomba de succión para extraer sangre venosa de la circulación hacia los cuerpos cavernosos. Aunque existe una amplia literatura médica sobre dispositivos de vacío para la rehabilitación peneana postcirugía (prostatectomía, uretroplastia, cistectomía prótesis de pene…) hay pocos estudios relativos a su uso con fines puramente estéticos.

Dada la escasez de datos, no se dispone de pruebas que confirmen el beneficio real de la terapia de vacío para la mejora estética del pene.

Terapias de inyección

Debido a que es una técnica poco invasiva y de bajo coste, los rellenos de tejidos blandos son una de las técnicas de cirugía estética más extendida en la actualidad. Solo en Estados Unidos de América se realizan casi 3 millones de procedimientos al año. Sin embargo, que sea un procedimiento sencillo no le exime de poder ocasionar secuelas permanentes y defectos estéticos y funcionales, sobre todo si es realizado por personal infracualificado y/o con poca experiencia.

Silicona

Desde su difusión a principios de la Segunda Guerra Mundial, la seguridad de las inyecciones a base de silicona ha suscitado dudas en las autoridades competentes, hasta el punto de llegar a ser suspendidas del mercado en 1976 por la Food and Drug Administration (FDA) estadounidense. Estos compuestos determinan una reacción inflamatoria granulomatosa alrededor de quistes de silicona con obliteración o disfunción de la microcirculación, tanto vascular como linfática. Las complicaciones pueden ser moderadas, como inflamación con edema grave o migración del líquido de inyección (silicona líquida inyectable, SIL), o muy graves, como distorsión del cuerpo del pene con disfunción eréctil secundaria, formación de abscesos e incluso neumonitis por silicona, embolia y/o fallo multiorgánico.

Estas razones han generado, a lo largo de los años, una vasta literatura médica sobre los procedimientos quirúrgicos disponibles para la eliminación de la silicona y la corrección de las deformidades resultantes.

Grasa

La inyección de grasa autóloga se basa en la adquisición de grasa mediante liposucción, su preparación e inyección subcutánea. Existe bastante bibliografía sobre este procedimiento, que ha sido testigo de complicaciones y de una evolución constante a lo largo de los años.

Panfilov et al. inyectaron hasta 70 ml de grasa corporal autóloga a través de una incisión prepucial en 60 pacientes, 31 de los cuales se sometieron a otra inyección al sexto mes, con un aumento medio de la circunferencia de 2,65 (1,4-4) cm después de 1 año. Kang et al. informaron de resultados similares en 52 pacientes, con un aumento medio de la circunferencia de 2,5 cm, 6 meses después de la intervención. El grosor del tercio distal del pene era de 7,06 (DE 0,37) cm antes del tratamiento y de 9,34 (DE 0,86) cm después del tratamiento.

En estos dos estudios no se notificó ninguna complicación digna de mención y es sorprendente cómo se conservó la circunferencia ganada después de varios meses, a pesar de la exposición de los adipocitos a la reabsorción en un tejido muy vascularizado. Sin embargo, la necesidad de una nueva inyección para preservar el grosor ganado parece ser muy común. Las complicaciones más frecuentes son moderadas, como dolor, alteración de la sensibilidad vibratoria, formación de nódulos de grasa residual, deformidades cutáneas y cicatrices, pero se ha comunicado un único caso no despreciable de muerte por embolia grasa tras la inyección de 70 ml de grasa autóloga en un hombre de 30 años.

El uso de grasa autóloga es todavía un método experimental, los pacientes deben ser informados sobre las posibles complicaciones y sobre la necesidad de nuevas inyecciones para preservar el grosor ganado.

Rellenos de tejidos blandos

El uso de rellenos de tejidos blandos con fines estéticos ha aumentado de forma constante gracias a su carácter mínimamente invasivo y a su rentabilidad en comparación con procedimientos más invasivos, así como a su versatilidad de uso para diversas zonas del cuerpo.

Los agentes inyectados pueden dividirse en rellenos reabsorbibles (ácido hialurónico, AH) y no reabsorbibles (micropartículas de polimetilmetacrilato, PMMA) con características bioquímicas diferentes: el primero (AH) tiene acción pasiva mientras que el segundo (PMMA) tiene acción retardada, pero con efecto bioestimulante.

Los rellenos de tejidos blandos se administran en cuatro a seis inyecciones, repartidas por igual en cada lado. Se trazan dos líneas paralelas al cuerpo esponjoso de la uretra como delimitadoras de la zona que se va a preservar. Se utiliza una pistola automática para inyectar volúmenes precisos de relleno, generalmente iguales a 0,1 ml, entre la fascia de Buck y la parte más profunda del Dartos.

Desgraciadamente, todavía hay pocos estudios con un seguimiento a largo plazo y con una evaluación completa de la angustia sexual y psicológica antes y después del tratamiento. Además, aunque se han introducido varios tipos de rellenos, sólo algunos están comercializados en todos los países.