El pene enterrado no es un diagnóstico técnico, sino más bien una manera coloquial de referirse a una situación en la que el pene queda escondido, generalmente dentro de la grasa.

¿Es común el pene enterrado?

En Europa, la incidencia de obesidad y sobrepeso es de alrededor de un tercio de personas, la probabilidad de que cierto grado de sobrepeso entierre el pene es alto.

La cantidad de grasa suprapúbica puede aumentar en relación a una mayor adiposidad en general. Sin embargo, algunas personas pueden presentar una concentración localizada de grasa en esa zona, enterrando el pene.

pene-enterrado

Consecuencias de tener el pene enterrado

Los hombres que acuden a consulta con esta situación especialmente presentan problemas de confianza y autoestima, junto con disconfort relacionado con su autoimagen.

En algunos casos existe una importante repercusión tanto sobre la vida sexual como sobre el estado de ánimo. Respecto al humor, algunos hombres explican menos confianza, más conductas de evitación a la hora de conocer pareja o con su pareja estable, ansiedad o incluso depresión.

En cuanto a la vida sexual, algunos de estos hombres pueden presentar conductas evitativas respecto al sexo, disminución del deseo sexual o problemas de erección.

Diagnóstico

El diagnóstico es clínico, es decir, a través de la historia clínica y especialmente la exploración física. En la exploración debe examinarse el tallo del pene, su distensibilidad y la cantidad de grasa que lo cubre.

Tratamiento del pene enterrado

La presencia de un pene enterrado depende enteramente de si constituye un problema para el paciente. Dado que la existencia de esta alteración no es una enfermedad, no exige per se ningún tratamiento.

En el caso que el hombre solicite tratamiento, la mejor opción en caso de obesidad o sobrepeso va a ser la combinación de dieta y ejercicio físico, junto con soporte psicológico en hombres con problemas de ansiedad, o tratamiento sexológico si existen problemas sexuales asociados.

Si existe adiposidad localizada o en casos en el que el paciente lo solicite, se puede realizar una cirugía combinada que aúna dos procedimientos. Una parte de la operación es la liposucción o la lipectomía. En ambos casos lo que se busca es extraer la grasa sobrante que entierra el pene.

La segunda parte del procedimiento, que se realiza en muchos casos, es la sección del ligamento suspensorio del pene, para alargar y hacer aún más evidente el pene tras el procedimiento. En ocasiones se pueden utilizar la grasa extraída, procesándola, para realizar un engrosamiento de pene en el mismo tiempo operatorio.

El pene enterrado es una situación bastante común pero no es una enfermedad. Sin embargo, puede producir un importante impacto sobre la seguridad y la autoestima del hombre que presenta el problema.

La mejor opción de tratamiento pasa por el tratamiento multidisciplinar (psicológico, urológico, nutricional) y, en los casos adecuados, plantear una cirugía correctora, que exige un equipo médico de cirujanos con mucha experiencia en operaciones de reconstrucción y plástica genital.