La criptorquídia o mal descenso testicular es una anomalía muy frecuente en los varones en edad pediátrica y es todavía más habitual en niños prematuros. Se produce cuando el testículo no llega a su posición normal en la bolsa escrotal durante el embarazo. Se identifica porque la bolsa escrotal de ese lado está vacía. Hasta en el 30% de los casos, la criptorquídia puede afectar a ambos lados.
Durante los primeros 6 meses de vida el testículo puede bajar espontáneamente a la bolsa escrotal sin necesidad de intervención, salvo que haya una hernia inguinal asociada a la criptorquídia.
Si el testículo no llega hasta su posición fisiológica, es importante que el niño sea valorado por un especialista en cirugía pediátrica, que explorará la región inguinal y pélvica si fuera necesario, para determinar la posición y las características del testículo y la necesidad o no de tratamiento quirúrgico. Asimismo, determinará la presencia o no de anomalías asociadas, que pudieran hacer necesario un estudio genético o endocrino de forma preferente.
Es importante destacar que esta consulta no debe demorarse, ya que el testículo necesita unas condiciones específicas para su normal desarrollo que no tendrá si se encuentra, por ejemplo, en localización intraabdominal.
Los testes criptorquídicos pueden dividirse en palpables o no palpables, siendo ésta clasificación fundamental para decidir el tratamiento.
Los testículos palpables incluyen:
Los testículos no palpabables son:
En el diagnóstico de criptorquídia es muy importante la historia clínica. Es importante conocer los antecedentes maternos de consumo de medicamentos (corticoides), posibles problemas en el embarazo, antecedentes familiares de muertes neonatales no explicadas, anomalías genitales, etc.
Asimismo, se realizará una la exploración por un cirujano pediátrico para descartar posibles anomalías asociadas y asegurarnos de que el reflejo cremastérico, tan exacerbado en algunos niños, no enmascara la verdadera ubicación del testículo.
Habitualmente, no es necesario realizar estudios de imagen como la ecografía, ya que esta tiene una sensibilidad limitada en la identificación de los testículos ectópicos, pero puede estar indicada en algunos pacientes para identificar anomalías asociadas.
Actualmente, el tratamiento de la criptorquídia es quirúrgico y se realiza a partir de los 12-18 meses de vida para que el testículo se desarrolle con normalidad, ya que las posibilidades de descenso espontáneo pasada esa edad son muy reducidas.
En función de la localización y de si se trata o no de un testículo palpable, se optará por el abordaje laparoscópico o por una incisión inguinal.
Durante este procedimiento, el cirujano realiza cuatro incisiones, uno para insertar la cámara, otros dos trócares de trabajo y una la incisión escrotal para fijar el teste en la bolsa.
Es posible que el tiempo de ingreso hospitalario sea un poco más largo en este tipo de intervención, pero rara vez más de un día.