La presencia de sangre en la orina, conocida como hematuria, puede ser un signo de diversas condiciones médicas, algunas leves y otras más graves. Existen dos grandes tipos de hematuria desde el punto de vista sintomatológico: macrohematuria (perceptible a la vista) y microhematuria (no se aprecia a simple vista y solo se detecta a través de análisis de orina).

Ante una situación de hematuria, el doctor hará una exploración física y una historia clínica. Posteriormente, se realizará una ecografía y un cultivo de orina. En la mayoría de los casos, estas pruebas serán suficientes. Sin embargo, cuando haya un diagnóstico claro tras esas exploraciones, se realizarán otras pruebas como el TAC abdominal, cistoscopia si hay sospecha de cáncer de vejiga, citología urinaria para detectar posibles células cancerosas, análisis de sangre para comprobar la función renal, biopsia renal si se detecta daño glomerular, entre otros.

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Causas de la hematuria

Las causas de la hematuria dependen, en gran parte, del género y de la edad. En hombres a partir de los 40 años, suele ser por problemas de próstata y, en segundo lugar, por litiasis urinarias (piedras), seguidas por tumor de vejiga. En mujeres, la principal causa es la infección de orina, piedras en riñón o uréter y cáncer de vejiga especialmente desde que el consumo de tabaco se ha generalizado entre las mujeres.

Partiendo de un criterio anatómico, la hematuria puede originarse en los siguientes órganos:

¿Qué hacer si tengo sangre en la orina?

Si detectas sangre en la orina es importante que lo consultes con tu médico. La hematuria debe estudiarse siempre, incluso cuando la sangre sea mínima o apareciera solo en una ocasión.

Aunque la mayoría de las veces la presencia de sangre en la orina no se traduce en ningún problema grave, existen algunos casos en los que la hematuria trae consigo enfermedades o situaciones potencialmente peligrosas que deben diagnosticarse lo antes posible.

 

Tratamiento de la hematuria

Tras descubrir el origen de la hematuria se podrá llevar a cabo el tratamiento adecuado dirigido a curar la enfermedad que la está ocasionando.

Pocas hematurias exigen intervención para frenar el sangrado pero, cuando esto pasa, es necesario colocar una sonda vesical de tres luces para irrigación y lavado de la vejiga.

Será necesario también realizar un análisis de sangre para determinar si existe anemia y, en casos excepcionales, se requerirá transfundir concentrados de hematíes.