Los riñones son dos órganos en forma de judía ubicados debajo de la caja torácica, uno a cada lado de la columna vertebral. La función de los riñones es eliminar los desperdicios de la sangre y el exceso de agua en forma de orina. La orina fluye desde los riñones hasta la vejiga a través de dos tubos llamados uréteres.

Además, los riñones eliminan el ácido que producen las células del cuerpo, mantienen un equilibrio saludable de agua, sales y minerales en la sangre y producen hormonas que estimulan la producción de glóbulos rojos en la médula ósea y fortalecen los huesos.

Estos órganos pueden verse afectados por diversas enfermedades que vamos a enumerar a continuación:

Cáncer de riñón

Se trata de un crecimiento celular maligno en los riñones. El cáncer de riñón representa alrededor del 3 % de todos los diagnósticos de cáncer en el mundo, siendo más frecuente en hombres que en mujeres y su edad típica los 60-70 años. En los últimos veinte años, el número total de casos en todo el mundo ha aumentado notablemente como consecuencia del uso extendido y frecuente de las pruebas de imagen (ecografía, TAC y RNM), ocasionando, por tanto, que en la actualidad se detecten la mayoría de los cánceres de riñón en fases tempranas. Asimismo, las tasas de supervivencia del cáncer renal también se han incrementado, en parte por la mejora de sus tratamientos tanto en fases tempranas (cirugía) como en fases más avanzadas (tratamientos sistémicos dirigidos).

Su tratamiento curativo fundamental es la cirugía, que puede consistir en la extirpación de todo el riñón (nefrectomía radical) o en la extirpación del tumor preservando el resto del riñón sano (nefrectomía parcial). En la actualidad, gracias a la superespecialización de los cirujanos, al estudio de cada tumor mediante reconstrucciones 3D y a herramientas de máxima precisión como la cirugía robótica, se logran buenas tasas de curación minimizando los efectos secundarios de la cirugía.

Litiasis renal

Los cálculos o litiasis renales, conocidos popularmente como piedras en el riñón, son masas sólidas compuestas de pequeños cristales que pueden depositarse en el tracto urinario. De forma general, estos compuestos se forman cuando las sales y los minerales de la orina se concentran demasiado, lo cual fomenta su cristalización. Al cabo del tiempo, pueden aumentar de tamaño de manera considerable y producir síntomas (dolor, infección, sangre en la orina u obstrucción de la vía urinaria).

Los cálculos con algún compuesto basado en calcio son los más comunes, aunque también pueden tener, como material mayoritario cistina, estruvita o ácido úrico entre otros.

El cuadro clínico más típico de las litiasis renales es cólico nefrítico, causado por la obstrucción transitoria o permanente de la vía urinaria que desencadena un intenso dolor.

Pielonefritis

La pielonefritis o infección del riñón se define por la presencia de gérmenes en la orina que afectan al tracto urinario superior, habitualmente bacterias. Suele ir precedida de un cuadro de infección del tracto urinario (ITU) bajo -comúnmente conocida como cistitis- que, en ocasiones, produce el ascenso retrógrado de estas bacterias hasta el riñón, causando la pielonefritis. Por este motivo, es más típica de mujeres y cursa generalmente con fiebre, escalofríos, dolor lumbar, sintomatología miccional irritativa y producción de orina turbia.

El tratamiento de esta enfermedad depende del agente que la cause, por lo que, si este es bacteriano se deben utilizar antibióticos. Es necesario llevar a cabo un cultivo de orina y un antibiograma para que el fármaco de elección sea lo más efectivo posible y evitar así farmacorresistencias derivadas.

En raras ocasiones, la pielonefritis puede ser grave afectando a amplias áreas del riñón que dan lugar a nefritis focal o abscesos renales que requieren drenajes percutáneos o endourológicos añadidos al tratamiento antibiótico. Formas graves como las pielonefritis xantogranulomatosas, enfisematosas o fracasos a tratamientos médicos hacen necesaria la extirpación del riñón enfermo (nefrectomía).

Quistes renales

Los quistes renales simples son hallazgos muy habituales en la población y su frecuencia aumenta con la edad, siendo raros en niños o adultos jóvenes y muy frecuentes en individuos de edad avanzada (50 % de la población a los 50 años). Son inocuos y no suelen producir alteraciones salvo en casos extraordinarios y, generalmente, relacionados con un alto volumen que produce efecto masa en el abdomen o en la anatomía de la vía urinaria.

Para su correcta caracterización se emplean la TAC, la RNM o la ecografía realizada con contraste de microburbujas.

Tumores renales benignos

Destacan, principalmente, dos tipos:

  1. Angiomiolipoma (AML): tumor mesenquimal benigno que puede aparecer esporádicamente o como parte de la enfermedad esclerosis tuberosa. La ecografía, el TAC y la RNM, a menudo, conducen al diagnóstico de los AML debido a la presencia de tejido graso. Sin embargo, en los AML pobres en grasa, el diagnóstico por imagen no puede identificar de forma fiable estas lesiones y deberán ser tratados como cualquier masa renal sólida.La principal complicación de los AML es la ruptura espontánea y consiguiente hemorragia en el retroperitoneo o en el sistema colector que puede poner en peligro la vida. El riesgo de hemorragia aumenta con el tamaño del tumor y está relacionado con la cantidad de vasos sanguíneos de este, explica el Dr. Hevia, quien añade que “la vigilancia activa es la opción más adecuada para la mayoría de los AML”. Cuando requieren tratamiento, las opciones más frecuentes son la embolización arterial selectiva (EAS) y la cirugía (nefrectomía parcial o nefrectomía radical).
  2. Oncocitoma: tumor renal benigno indistinguible radiológicamente de un cáncer renal, especialmente cuando su tamaño es < 4 cm.Las personas fumadoras, con diabetes, hipertensión arterial o antecedentes familiares de enfermedad renal son más proclives a desarrollar este tipo de patologías a lo largo de su vida. Para un correcto diagnóstico y la indicación de un tratamiento individualizado para cada caso, es imprescindible acudir a la consulta de Urología.