La aparición y desarrollo de los problemas urológicos en hombres y mujeres es habitual a medida que avanzamos en edad, sobre todo, a partir de los 40 años. Muchas de las patologías urológicas tienen una mayor probabilidad de aparecer con el envejecimiento debido a diferentes causas, entre las que podemos encontrar.
- El propio envejecimiento celular y tisular.
- Las diferentes comorbilidades presentes, así como los fármacos empleados en su tratamiento como en el caso de la Diabetes, la Hipertensión Arterial, los problemas vasculares, etc. Muchos fármacos, además pueden agravar de manera indirecta algunas dolencias urológicas.
La Hiperplasia Benigna de Próstata (HBP) afecta a los hombres ocupando un lugar muy destacado entre las patologías urinarias. Se estima que más del 70% de los pacientes a partir de los 70-75 años van a presentar síntomas relacionados con HBP. Estos síntomas pueden aparecer como dificultad para comenzar a orinar, aumento de frecuencia miccional nocturna, retención aguda de orina o urgencia micciona, entre otras manifestaciones.
Debemos tener en cuenta que el agrandamiento prostático o hiperplasia benigna de próstata tiene diferentes opciones terapéuticas destinadas a mejorar la calidad miccional y, por tanto, la de vida del paciente. En muchas ocasiones, tratamientos quirúrgicos mínimamente invasivos como la enucleación prostática permiten solucionar el problema con escasos riesgos y mínima hospitalización.
Como secuela de la HBP, pueden aparecer episodios más o menos frecuentes de incontinencia urinaria en hombres. En el caso de la incontinencia urinaria en mujeres, se debe al debilitamiento del suelo pélvico femenino que, como consecuencia del propio envejecimiento y de los partos vaginales, aparece con una frecuencia aún mayor. Esto afecta a la calidad de vida y el estado anímico de la persona que lo padece, llegando incluso a limitar las relaciones sociales por miedo a padecer escapes de orina o al olor que puedan desprender.
Por otro lado, las infecciones de orina también son frecuentes en ambos sexos, favorecidas, en muchas ocasiones, por la incontinencia urinaria anteriormente mencionada. Esta patología debe manejarse con mucho cuidado en pacientes mayores dado que, con frecuencia, se manifiesta con síntomas algo inespecíficos como síndrome confusional, decaimiento y anorexia entre otros, lo que puede llevar a diagnósticos erróneos o tardíos que empeoren su pronóstico. Además, estas infecciones se pueden ver favorecidas por la presencia de sondas vesicales, institucionalización de pacientes en residencias o patologías neuro-degenerativas diversas.
Muchos pacientes tienen la idea equivocada de que con la edad desaparecen las relaciones sexuales. Sin embargo, la actividad sexual se considerar un magnífico indicador de calidad de vida. En el caso de que el hombre no logre mantener la erección y, por tanto, sufra de disfunción eréctil, es importante que acuda a consulta y no lo deje pasar por vergüenza. La opinión y el tratamiento de un urólogo puede solucionar el problema de una forma sencilla.
Asimismo, el cáncer de próstata es el cáncer más común en varones mayores. Algunos estudios estiman su incidencia en torno al 70-80% de los varones que rondan los 80 años de edad. Lo más importante es identificar que, en la mayor parte de estos casos, estos tumores van a resultar clínicamente no significativos, o lo que es lo mismo, indolentes. Es esencial la consulta al Urólogo para abordar esta enfermedad teniendo en cuenta, tanto la opinión del especialista como los posibles efectos secundarios de los tratamientos.