Una próstata tiene un tamaño parecido al de una nuez, pero es muy habitual que comience a crecer una vez cumplidos los 40 años. El crecimiento de la próstata puede causar una obstrucción en el conducto urinario, la cual provoca una serie de síntomas urinarios como como dificultad para orinar, urgencia miccional, sensación de vaciado incompleto de la vejiga o chorro de orina débil o entrecortado. Este crecimiento de la próstata se denomina hiperplasia benigna de próstata (HBP) y su tratamiento depende, principalmente, del grado de los síntomas, la presencia de complicaciones y las preferencias del paciente.
Cuando los síntomas de la hiperplasia benigna de próstata son leves se puede tratar con medicamento, pero cuando la sintomatología es intensa, se puede realizar a una enucleación prostática con láser, que consiste en la extirpación del tejido de la próstata que bloquea el flujo de la orina a través de la uretra, sin hacer ningún tipo de incisión en el paciente. Es una técnica endoscópica poco invasiva que sirve para cualquier tamaño prostático y que ofrece excelentes resultados funcionales.
Los láseres llegaron a la urología con una doble finalidad: resecar más tejido a través de la uretra que lo que hacían otras técnicas como la resección transuretral de próstata clásica -que solo reseca un máximo de 60 gramos- y evitar hacer incisiones como ocurría en la cirugía abierta, con las complicaciones que eso conlleva.
Los láseres Holmium y Tulio se diferencian, principalmente, por la longitud de onda que emiten y por la frecuencia con la que se dispara. La elección de un láser u otro depende, en muchas ocasiones, de la experiencia que tenga el cirujano con cada uno de ellos.
La evidencia científica que existe en la actualidad del láser de Holmium es más sólida (hay más estudios y mejores) que el Tulio. Por este motivo, las Guías Europeas de Urología reconocen la enucleación con láser Holmium como el tratamiento gold standard de la hiperplasia benigna de próstata.
Las ventajas de la enucleación de próstata frente a otras técnicas son:
- No existen incisiones ni heridas.
- Menor riesgo de sangrado e infecciones.
- Menor periodo de tiempo de sonda vesical después de la cirugía.
- Apto para todos los tamaños prostáticos
- Elimina la obstrucción plenamente, extrayendo más tejidos que la resección transuretral.
- Breve estancia en el hospital.
- Se puede tratar concomitantemente un tumor vesical, estenosis uretral o litiasis vesical
- Se dispone de anatomía patológica
- Los resultados funcionales: superiores a la resección prostática clásica y similares a la cirugía abierta.
Cómo se realiza la enucleación prostática
Generalmente, se utiliza anestesia raquídea o general, aunque puede variar en función del anestesista y de las necesidades específicas de cada paciente. Además, se administra un antibiótico profiláctico para reducir el riesgo de infección que se puede ampliar hasta después de la intervención, sobre todo, en pacientes que llevaban una sonda vesical antes de someterse a la cirugía.
Esta técnica conlleva el uso de un instrumento denominado resector, que se introduce por la uretra hasta la vejiga, evitando así cicatrices abdominales. Por medio del resector se introduce una fibra de láser, a través de la cual se efectúa la enucleación del tejido prostático que causa la obstrucción, resecándolo y desplazándolo hacia la vejiga.
A continuación se introduce otro instrumento llamado morcelador que tritura el tejido y permite extraerlo a través de la uretra para un posterior análisis histopatológico.
Una vez concluida la cirugía, se coloca una sonda vesical al paciente que incorpora un sistema de lavado constante que previene la formación de coágulos. La duración media de la cirugía es de una hora. El periodo de tiempo en el hospital después de la cirugía es de uno o dos días.
Posibles efectos secundarios de la enucleación prostática
Normalmente, los pacientes son dados de alta sin sonda vesical, pero en determinadas circunstancias podría ser necesario mantenerla unos días más. En tal caso, se le comunica al paciente cuándo han de acudir a retirársela.
Tras la cirugía, los pacientes pueden presentar:
- Sangrado leve en la orina o expulsión de coágulos pequeños.
- Urgencia miccional que puede durar varias semanas.
- Dolor o escozor al orinar.
- En casos raros pueden presentar abundante sangrado o infección de orina.
- Incontinencia urinaria de esfuerzo leve y, generalmente, transitoria.