Los problemas de fertilidad afectan cada vez más parejas en el mundo occidental. Actualmente, más de 15% de parejas en edad reproductiva sufren infertilidad. Alrededor del 40% de este porcentaje es por problemas del varón y otro 40% es por problemas de la mujer. Los malos hábitos alimenticios y un estilo de vida poco saludable, aunque no son los únicos factores de riesgo para la infertilidad, en muchos casos dificultan la fecundidad.
La obesidad y el sobrepeso provocan alteraciones hormonales en hombres y mujeres que pueden interferir negativamente a la hora de lograr un embarazo. En el caso del varón, afecta al volumen del eyaculado, un menor recuento espermático y la motilidad de los espermatozoides.
En este sentido, entre los factores asociados a la obesidad y al sobrepeso y que afecta a la fertilidad en los hombres se encuentran:
- Alteraciones hormonales: disminuyen los niveles de testosterona que puede desembocar en la reducción de la cantidad y calidad del semen.
- Posibilidad de generar altos niveles de insulina que reducen los niveles de testosterona afectando a la producción de esperma.
- La grasa abdominal se asocia a un aumento de la aromatasa, una enzima que convierte la testosterona en estrógenos, siendo otro problema a la hora de generar esperma.
- Posible desarrollo de diabetes severa, que puede derivar en eyaculación retrógrada (el semen se desvía a la vejiga en lugar de salir al exterior).
- Por otro lado, la obesidad contribuye a la hipertensión. Algunos fármacos necesarios para el control de la hipertensión pueden reducir la capacidad del espermatozoide.
Es muy recomendable que el varón adquiera una dieta variada que contenga fruta, verdura, pescado, carne de ave, cereales integrales, legumbres y frutos secos y que esté libre de alimentos procesados, azúcares y harinas refinadas. Por otro lado, se debe eliminar hábitos tóxicos como fumar, moderar la ingesta de alcohol y cafeína y evitar las bebidas edulcoradas y aromatizadas.
Es importante ser constante en estos hábitos puesto que los espermatozoides tardan unos tres meses en formarse, por lo que los resultados de la dieta podrían comenzar a verse una vez pasado este periodo. Por tanto, no es una solución a corto plazo, dado que la modificación del estilo de vida produce grandes cambios, pero lentos, en nuestro estado de salud general y para la fertilidad en particular.
En cuanto a la mujer, la edad es el primer condicionante. Sin embargo, la alimentación y el ejercicio influye sobre su metabolismo hormonal. Con una dieta sana y equilibrada es posible facilitar el embarazo.
Las mujeres con síndrome del ovario poliquístico con obesidad y resistencia a la insulina pierden sus ciclos menstruales, uno de los motivos que dificultan el embarazo. Estas mujeres pueden llegar a conseguir ovular espontáneamente solamente recuperando un peso normal.
Algunas de las propiedades beneficiosas de los alimentos que permiten aumentar las posibilidades de fecundación son:
- Omega 3: se encuentra en el salmón, sardinas, nueces o aguacate.
- Hierro: propio de las proteínas de animales y las legumbres.
- Calcio y Vitamina D: presente en lácteos, frutos secos como almendras y nueces y verduras de hoja verde grande como las espinacas.
- Ácido fólico: se halla en el plátano, huevos o cereales integrales.
- Zinc: ayuda, entre otras cosas, a la movilidad de los espermatozoides. Algunos alimentos ricos en zinc son las ostras, semillas de calabaza, salvado de trigo, hígado y huevo.
- Vitamina C: contienen los alimentos como el pimiento, kiwi, coliflor, naranja, papaya, frambuesas, limón y perejil, entre otros.
En definitiva, una dieta sana y equilibrada es una gran opción para mejorar la salud general y la fertilidad. La dieta mediterránea es la mejor opción para la mayoría de personas, aunque será necesario un estudio intensivo de la pareja y la detección de factores de riesgo o hábitos tóxicos para poder optimizar en el medio plazo la fertilidad.