Diagnóstico
Cáncer de Riñón

En los últimos años, gracias a las pruebas de imagen, ha aumentado el número de diagnósticos en estadios tempranos.

El cáncer de riñón no suele producir síntomas hasta estadios más avanzados. Por este motivo, más de la mitad de los casos se diagnostican de forma incidental en pruebas diagnósticas que se realizan por otro motivo.

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Diagnóstico del cáncer de riñón

Más de la mitad de los tumores renales se diagnostican de forma incidental en el transcurso de pruebas diagnósticas realizadas por otro motivo, cuando el tumor todavía no ha provocado ningún síntoma. En caso de que esto no haya ocurrido, pero hay sospecha de cáncer de riñón, se llevarán a cabo una serie de pruebas diagnósticas:

    • Valoración de historia clínica completa.
    • Análisis de orina en laboratorio para comprobar si contiene sangre o células cancerosas.
    • Análisis de sangre, que revelará si el funcionamiento de los riñones es el adecuado.
    • Recuento sanguíneo completo: mide el número de células sanguíneas en la sangre, como glóbulos blancos, glóbulos rojos y plaquetas. Las personas con cáncer de riñón pueden tener anemia, es decir, recuentos bajos de glóbulos rojos.
    • Radiografía de tórax: se realiza para revisar si el cáncer se ha extendido a los pulmones.
    •  TAC: se debe realizar en todos los casos para caracterizar la masa renal, evaluar los órganos vecinos y la extensión a distancia. Es un tipo de radiografía especial que capta imágenes detalladas para saber si existe propagación del cáncer.
    •  Imágenes por resonancia magnética (RMN): Se emplea en casos de duda diagnóstica, en casos de lesiones quísticas complejas, si el paciente tiene alergia a contrastes iodados o para evaluar la posible infiltración de la vena renal y cava. Esta prueba usa ondas de radio e imanes, en vez de rayos X, para mostrar las partes del tejido blando del cuerpo. Revelará si el cáncer se ha propagado.
    • Ecografía: emplea ondas de sonido para producir imágenes del interior del cuerpo que permiten diagnosticar masas renales sólidas y diferenciarlas de lesiones quísticas. En caso de necesitar una biopsia, la ecografía se puede guiar la aguja en el interior de la masa a fin de extraer células para analizar.
    • Modelos 3D: los modelos en 3D personalizados son de suma importancia en la planificación quirúrgica del cáncer renal, independientemente de su extensión. Proporcionan información muy detallada y precisa sobre la anatomía del tumor, sus relaciones con el resto del riñón y las vísceras vecinas, la anatomía del riñón afectado y su aporte vascular. Estos modelos 3D pueden disponerse virtual o físicamente gracias a impresoras 3D. Tanto si la cirugía prevista es conservadora como si es radical, proporcionan información en tiempo real y de elevadísima precisión al cirujano que dirigirá la intervención, que puede navegar por los detalles anatómicos de cada caso individualizado con el fin de proporcionar un tratamiento a medida.
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  • Biopsia: La biopsia de la masa renal guiada con ecografía o TAC solo se aconseja en casos seleccionados. Para esta prueba, se extrae una pequeña cantidad de tejido que revela si hay células cancerosas. Para la mayoría de los cánceres, esta es la única manera de determinar con certeza la enfermedad. En el caso del cáncer de riñón, esta prueba no siempre es necesaria, ya que las radiografías y otras pruebas de imagen pueden ser suficientes. Para la realización de la biopsia de un tumor renal se toman una o varias muestras del tumor mediante una aguja fina bajo anestesia local. Este procedimiento puede causar sangre en la orina (hematuria). En raras ocasiones, pueden causar hemorragias más graves, aunque se trata por lo general de un procedimiento de bajo riesgo.

Las pruebas de imagen anteriormente descritas proporcionan información esencial sobre el tamaño del tumor, su extensión, su potencial invasión de las venas locales como la vena cava inferior, el estado de los ganglios linfáticos o los órganos vecinos. Esto es importante para determinar el tratamiento posterior.

Con los resultados de estas pruebas y su diagnóstico individualizado, el urólogo podrá definir el estadio de la enfermedad. Al analizar el tejido tumoral, recibido durante la cirugía o la biopsia, el patólogo determina el subtipo del tumor y si se trata o no de una forma agresiva. En conjunto, el estadio, el subtipo y la agresividad del tumor forman la clasificación.

Existen una serie de factores de mal pronóstico que pueden ayudarnos a predecir el devenir de la enfermedad: extensión local o a distancia (metástasis), grado histológico nuclear alto (grado de Furhman), aparición de síntomas, anemia, velocidad de sedimentación globular (VSG) alta, fosfatasa alcalina elevada o lactato deshidrogenasa (LDH) elevadas.

 

Asignación del grado del cáncer de riñón

La clasificación del tumor renal se utiliza para estimar su pronóstico individual. En función de este pronóstico individualizado, su médico analizará la mejor vía de tratamiento para usted. A los cánceres de riñón generalmente se les asigna un grado del 1 al 4.

  • Estadio I: las células cancerosas son muy similares a las células normales del riñón y solo afecta a este órgano
  • Estadio II: El cáncer invade la cápsula que rodea al riñón.
  • Estadio III: El cáncer invade la vena cava o la vena renal o afecta a los ganglios vecinos.
  • Estadio IV: las células cancerosas son muy diferentes de las células normales y tienden a crecer más rápido. El cáncer invade los órganos vecinos o produce metástasis a distancia.
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¿Cómo saber si un quiste en el riñón es maligno?

Para saber si un quiste en el riñón es maligno es importante realizar una serie de estudios y evaluaciones médicas. Los pasos más comunes para determinar la naturaleza de un quiste renal son: Ecografía renal: La ecografía puede mostrar la forma y el tamaño del quiste, así como la presencia de cualquier característica sospechosa, como paredes irregulares o líquido no homogéneo. Tomografía computarizada (TC): Si el quiste tiene características sospechosas en la ecografía, se puede hacer una tomografía computarizada para obtener imágenes más detalladas. Esto ayuda a identificar si hay masas sólidas dentro del quiste o cambios en sus paredes que sugieran malignidad. Resonancia magnética (RM): es útil para caracterizar mejor el quiste y puede proporcionar información adicional sobre su composición. Esto es s particularmente útil si se tiene duda tras la tomografía. Clasificación de Bosniak: El sistema de clasificación de Bosniak es utilizado para categorizar los quistes renales en función de su apariencia en las imágenes y ayudar a determinar el riesgo de malignidad. Biopsia: En algunos casos, si se sospecha que el quiste es maligno o si las pruebas de imagen no son concluyentes, se puede realizar una biopsia renal para obtener una muestra del tejido y examinarlo bajo el microscopio. En general, los quistes renales benignos no causan síntomas. Sin embargo, si un quiste se vuelve grande, puede causar dolor en la espalda o en el abdomen. Si el quiste es maligno, puede haber síntomas adicionales como sangre en la orina, pérdida de peso inexplicada o fatiga.

¿Cuál es el pronóstico del cáncer de riñón?

Por lo general, en pacientes con tumores renales por debajo de 4 cm que se tratan quirúrgicamente, se consiguen tasas de curación superiores al 90%. En el caso de que la masa sea grande y se haya extendido fuera del riñón, existe peor pronóstico, sobre todo, si se presenta alguno de estos factores: anemia, alto nivel de lactato deshidrogenasa, alto nivel de calcio en sangre, propagación a dos o más localizaciones distantes o el estado general de la persona es desfavorable.

¿Es curable el cáncer de riñón?

El cáncer de riñón es curable en etapas tempranas. Es clave que, una vez tratado, el cáncer de riñón, el paciente mantenga un seguimiento estrecho. En etapas avanzadas del tumor, la cirugía puede ayudar a paliar los síntomas y, en algunos pacientes seleccionados se puede combinar con otros tratamientos como quimioterapia o inmunoterapia para mejorar la supervivencia y la calidad de vida.

¿Cuál es el mejor tratamiento para el cáncer de riñón?

La cirugía es el tratamiento estándar, consiguiendo tasas de curación superiores al 90% en tumores pequeños. Existen varios tipos de cirugía según el tamaño tumoral, pero, siempre que sea posible, se intentará extirpar solo el tumor, preservando el resto del riñón y la función renal.

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de la unidad de Cáncer de Riñón

Dr. Juan Justo Quintas

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Dr. Vital Hevia Palacios

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Dr. Fernando Lista Mateos

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Dr. Ricardo Brime-Menéndez

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Dra. Gemma Duque Ruiz

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Dr. Javier Feltes-Ochoa

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Dr. Renán Otta Oshiro

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