El síntoma más habitual es el sangrado en la orina.
La presencia de sangre en la orina por sí misma no confirma la existencia de cáncer de vejiga, ya que existen muchas otras causas de sangrado. Es necesario realizar las pruebas diagnósticas precisas que lo confirmen para aplicar el tratamiento adecuado.
El síntoma más común del cáncer de vejiga es la hematuria, es decir, el sangrado en la orina. Esta puede ser macroscópica, perceptible a la vista, o microscópica, detectable únicamente en una analítica de orina.
Otros síntomas que pueden venir derivados del cáncer de vejiga son: mayor frecuencia de micción, escozor, sensación de ardor al orinar o cualquier otro tipo de problemas o cambios en la dinámica miccional. Ante la aparición de cualquiera de estos síntomas es recomendable consultar con su médico o urólogo.
Cuando el cáncer de vejiga se presenta en etapas más avanzadas o con diseminación a otros órganos, pueden aparecer otros síntomas como dolor abdominal, masa abdominal palpable, pérdida de apetito y peso, cansancio y debilidad, dolor de espalda o retención de orina.
La presencia de hematuria (sangre en la orina) por sí misma no confirma la existencia de cáncer de vejiga, ya que existen muchas otras causas de sangrado como puede ser una infección de las vías urinarias. Pero siempre que aparece hematuria hay que descartar la presencia de un cáncer de vejiga (por la potencial gravedad del mismo), mediante la realización de algunos estudios que determinen si se confirma el diagnóstico de cáncer de vejiga o se trata de otra patología.
La edad, el tabaco y la exposición a pinturas industriales y tintes son las principales causas del cáncer de vejiga. Además, pacientes que llevan sondajes crónicos o con litiasis pueden tener una incidencia incrementada de cáncer de vejiga del subtipo escamoso debido a la presencia de cuerpo extraño en el interior de la vejiga.
Así, si se conjugan las dos situaciones, ser fumador y estar expuesto a este tipo de sustancias por trabajo, el riesgo de padecer cáncer de vejiga es especialmente alto.
Por otro lado, un número pequeño de personas hereda algún síndrome genético que aumenta su riesgo de cáncer de vejiga. Este puede ser:
Ureteral metastasis of a prostatic adenocarcinoma
Cistectomia radical mediante cirugía robotica Da Vinci para una máxima precisión y mínima agresividad.
Formación sobre las controversias en tumor vesical no músculo invasivo y de vía urinaria alta, de la mano del Dr. Félix Guerrero Ramos en la AEU
El sangrado en la orina, escozor al orinar o la sensación de vaciado incompleto.
Cuando el sangrado se percibe a simple vista hay que estudiarla siempre. Cuando es microscópica, es decir, que no es perceptible a la vista, cuando hay que estudiarla siempre que sea significativa (más de 3 hematíes por campo) especialmente en pacientes con factores de riesgo: mayores de 40 años o fumadores o expuestos a determinadas sustancias de tinte o pintura.
En general es bueno. Son tumores que se suelen diagnosticar antes de que infiltre el músculo, permitiendo conservar la vejiga. El problema reside en que es una enfermedad crónica que tiene recurrencia y hay recaída con el tiempo. Necesita muchas revisiones y tratamientos y que el paciente se adhiera sin saltarse las revisiones que puedan derivar en metástasis.
Por lo general, cuando los tumores son músculo-invasivos y no han llegado a trasladarse, sino que están localizados en la vejiga, hay que extirpar la vejiga y derivar la orina con una bolsa hacia la piel. En pacientes muy seleccionados y con unas características específicas del tumor, se pueden emplear diferentes técnicas de neovejiga.