Diversas pruebas complementarias para un diagnóstico preciso del cáncer de vejiga.
El 75% de los cánceres de vejiga se diagnostican en un estadio no músculo invasivo.
El 75% de los cánceres de vejiga se diagnostican en un estadio no músculo invasivo, es decir, cuando la raíz del tumor no ha llegado al músculo de la vejiga. Eso nos permite conservar la vejiga en la mayoría de los pacientes aplicando una serie de tratamientos adyuvantes. Aún así, necesitarán continuas revisiones debido al carácter recurrente y progresivo del tumor.
Para el diagnóstico y seguimiento del cáncer de vejiga se realizan diversas pruebas complementarias:
Consiste en la evaluación anatomopatológica de las células vesicales que se desprenden en la orina.
Las pruebas de imagen como ecografías, escáneres o cistoscopias, que consiste en la introducción una cámara (cistoscopio) a través de la uretra para la visión directa del interior de la vejiga. Esta última es más invasiva e incómoda para el paciente.
Como alternativa, disponemos de un test no invasivo: el test de metilación de ADN Bladder Epicheck®, que permite disminuir la intensidad de citoscopias y la necesidad de esas pruebas invasivas. Se trata de un test cómodo para el paciente, pues solamente hay que entregar una muestra de orina.
El kit epigenético Bladder Epicheck® se trata de una prueba por PCR que analiza el ADN presente en la orina y estudia la metilación del ADN de 15 marcadores específicos de los tumores vesicales. Si el resultado es negativo, el test descarta la presencia de tumores vesicales agresivos con más de un 99% de precisión.
En el proceso de diagnóstico, preguntamos al paciente si tiene algún factor de riesgo para padecer cáncer de vejiga como tabaquismo o exposición a agentes químicos.
Si se encuentra un tumor, debemos observar el tamaño, número, localización, apariencia, nivel de invasión y grado celular del mismo. Además, en esta valoración anatomopatológica concluimos si el tumor es no musculo-invasivo, es decir, que no ha alcanzado el músculo detrusor de la vejiga, o si por el contrario, sí es musculo-invasivo, es decir, que sus raíces han llegado a la capa muscular (25%). En función de esto se aplicará un tratamiento u otro, permitiendo conservar la vejiga en casi la totalidad de los casos de no invasión muscular u obligándonos a realizar una cistectomía (quitar la vejiga) en la mayor parte de casos de invasión muscular.
Asimismo, se realiza un UroTAC para evaluar uréteres, pelvis y cálices renales y descartar la presencia de implantes tumorales en estas localizaciones, ya que los tumores del tracto urinario superior pueden coexistir con el tumor vesical en hasta en un 5-10% de los casos. El UroTAC se trata de un procedimiento radiológico que produce imágenes transversales tridimensionales del cuerpo humano. Como en otras pruebas de imagen, se utiliza un contraste por vía intravenosa. Esto ayuda a delinear mejor las estructuras anatómicas, como los vasos sanguíneos del organismo. Asimismo, el TAC toracoabdomino pélvico se emplea para descartar la presencia de metástasis.
El sangrado en la orina, escozor al orinar o la sensación de vaciado incompleto.
Cuando el sangrado se percibe a simple vista hay que estudiarla siempre. Cuando es microscópica, es decir, que no es perceptible a la vista, cuando hay que estudiarla siempre que sea significativa (más de 3 hematíes por campo) especialmente en pacientes con factores de riesgo: mayores de 40 años o fumadores o expuestos a determinadas sustancias de tinte o pintura.
En general es bueno. Son tumores que se suelen diagnosticar antes de que infiltre el músculo, permitiendo conservar la vejiga. El problema reside en que es una enfermedad crónica que tiene recurrencia y hay recaída con el tiempo. Necesita muchas revisiones y tratamientos y que el paciente se adhiera sin saltarse las revisiones que puedan derivar en metástasis.
Por lo general, cuando los tumores son músculo-invasivos y no han llegado a trasladarse, sino que están localizados en la vejiga, hay que extirpar la vejiga y derivar la orina con una bolsa hacia la piel. En pacientes muy seleccionados y con unas características específicas del tumor, se pueden emplear diferentes técnicas de neovejiga.
Ureteral metastasis of a prostatic adenocarcinoma
Cistectomia radical mediante cirugía robotica Da Vinci para una máxima precisión y mínima agresividad.
Formación sobre las controversias en tumor vesical no músculo invasivo y de vía urinaria alta, de la mano del Dr. Félix Guerrero Ramos en la AEU