En el diagnóstico de la Hiperplasia Benigna de próstata es importante dar con el origen de los problemas y descartar, sobre todo, el tumor vesical.
En segundo lugar, es necesario entender el alcance de la enfermedad, su gravedad y las posibles complicaciones de cara a establecer el mejor diagnóstico posible y tratarlo de forma apropiada. Medimos los síntomas a través de un cuestionario, realizamos exploración física para valorar tamaño, forma y consistencia de la próstata y realizamos análisis de orina y sangre.
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El diagnóstico de la hiperplasia benigna de próstata es complejo por la interrelación de la próstata con órganos adyacentes y por la inespecificidad de los síntomas. Es esencial asegurar el origen de los problemas y descartar, sobre todo, el tumor vesical. En segundo lugar, será necesario entender el alcance de los problemas de próstata, su gravedad y las posibles complicaciones de cara a establecer el mejor diagnóstico posible y atacarlo con el tratamiento más adecuado.
Generalmente, establecemos tres niveles de diagnóstico:
De esta forma, el diagnóstico comienza con una valoración de su historial clínico y la realización de una serie de preguntas y pruebas:
Para descartar la presencia de tumor vesical, estenosis de uretra, infección de orina, litiasis vesicales o vejiga hiperactiva se realizarán pruebas como la ecografía renovesicoprostática y la citología urinaria. En este sentido puede ser útil la uretrocistoscopia si existe sospecha de estenosis de uretra o la presencia de un tumor vesical –por ecografía o tras una citología anómala-.
Una vez descartado lo anterior, se determinará si la hiperplasia benigna de próstata puede estar produciendo complicaciones secundarias a la obstrucción, como por ejemplo la litiasis vesical, las infecciones de orinar de repetición, la retención crónica de orina, la hidronefrosis o la presencia de insuficiencia renal crónica. Para ello, contamos con la ecografía y la realización de un análisis de sangre en el que determinamos la función renal.
Asimismo, se realizará el cálculo del riesgo de progresión de la enfermedad de próstata empleando el PSA y el volumen de próstata (por ecografía). Los hombres con próstata de más de 40cc y PSA >1,5 tienen un mayor riesgo de progresión de síntomas a cinco años, por lo que necesitarán un tratamiento más intenso. En aquellas personas con próstatas más pequeñas o un PSA menor, especialmente si tienen menos síntomas, podemos ser más conservadores con el tratamiento.
Por último, se realizan pruebas ayudan a detectar su hay obstrucción vesical. La más sencilla es la flujometría urinaria, que permite apreciar el volumen de orina miccional por unidad de tiempo.
En casos donde sea necesario mayor poder diagnóstico, se puede realizar una urodinamia. Se trata de una prueba más invasiva que se realiza introduciendo una pequeña sonda vesical y rectal para medir las presiones de la vejiga y el abdomen.
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