La hiperplasia prostática benigna (HBP) y el cáncer de próstata son dos afecciones muy comunes que afectan la salud de la próstata en los hombres. A menudo surge la pregunta de si existe alguna relación entre estas dos condiciones. En este artículo, hablaremos sobre sus diferencias y cómo abordar adecuadamente ambas condiciones.

Debemos entender que, aunque ambas enfermedades afectan a la glándula prostática, son entidades con orígenes diferentes. Mientras que la hiperplasia benigna de próstata es un crecimiento benigno de la glándula que causa obstrucción a la salida de la orina y secundariamente síntomas del tracto urinario inferior, el cáncer de próstata se caracteriza por el crecimiento descontrolado de células malignas en la próstata que puede comprometer la esperanza de vida del paciente. Es importante destacar que padecer HBP no aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de próstata.

Los factores de riesgo relacionados con el cáncer de próstata son la edad, los antecedentes familiares y la raza negra/afroamericana. Así mismo, existen indicios en algunos estudios que relacionan esta patología con la obesidad o síndrome metabólico.

A pesar de que ambas patologías tienen un origen diferente, pueden compartir síntomas similares e incluso coexistir en un mismo individuo. Por tanto, si experimentas síntomas relacionados con la patología prostática, como dificultad en la micción, necesidad frecuente de orinar, flujo de orina débil o sangre en la orina, es fundamental buscar atención médica para un diagnóstico adecuado y orientar la necesidad de instaurar un tratamiento por un urólogo especializado en patología prostática.

A continuación, enunciaremos algunas las opciones de tratamiento disponibles:

Opciones de tratamiento para la HBP:

  1. Cambios en el estilo de vida. En algunos casos leves, se pueden implementar cambios en el estilo de vida para reducir los síntomas urinarios como, por ejemplo, evitar el consumo excesivo de líquidos antes de dormir, reducir el consumo de cafeína y alcohol o realizar ejercicios para fortalecer los músculos del suelo pélvico.
  2. Medicamentos. Existen medicamentos que pueden ayudar a aliviar los síntomas de la HBP. Los bloqueadores alfa-adrenérgicos relajan el músculo liso de la próstata y el cuello de la vejiga, facilitando el flujo de la orina. Los inhibidores de la 5-alfa reductasa reducen el tamaño de la próstata y disminuyen los síntomas. Es importante seguir las indicaciones médicas y tener en cuenta los posibles efectos secundarios.
  3. Cirugía: En casos más graves o pacientes refrectarios a medicacion, pueden necesitarse procedimientos quirúrgicos:
  4. Procedimientos mínimamente invasivos. Son procedimientos realizados a través del conducto uretral en los que no hay ningún tipo de incisión . Existen 2 tipos de procedimientos:
  5. Resectivos: Eliminan tejido prostatico durante la intervención. Existen diferentes técnicas y tecnologías para su realización como la enucleación o vaporización con láser, la resección transuretral de la próstata (RTUP) y la aquablacion prostatica. Estos procedimientos suelen ser seguros y efectivos, con una recuperación más rápida que la cirugía tradicional.
  6. No resectivos: No eliminan tejido prostatico durante el procedimiento. Se basan en el efecto físico que produce en el tejido prostático la introducción por via uretral de diferentes dispositivos, o el efecto del vapor de agua inyectado intraprostatico. Existen varias opciones disponibles en el mercado.
  7. Cirugía abierta. La adenomectomía abierta, es la intervención clásica que se realizaba para el tratamiento de próstatas de gran tamaño. Hoy en día solo se debe contemplar esta opción en pacientes con unas características muy determinadas o en centros que no dispongan de tratamientos minimimente invasivos.

Opciones de tratamiento para el cáncer de próstata:

El tratamiento del cáncer de próstata es un proceso individualizado que depende tanto del tipo y etapa del cáncer como de las necesidades y preferencias del paciente.

  1. Vigilancia activa. En algunos casos de cáncer de próstata de bajo riesgo, la vigilancia activa puede ser una opción. Consiste en un seguimiento cercano del cáncer de próstata mediante exámenes regulares, análisis de PSA, RMN multiparamétricas prostáticas y biopsias periódicas de control. Se recomienda cuando el cáncer es poco agresivo, evitando así el sobretratamiento y sus posibles efectos secundarios.
  2. Terapia focal: Este tratamiento consiste en la eleminacion del foco tumoral en el interior de la próstata sin necesidad de extirparla completamente, con el fin de curar el cancer minimizando los posibles efectos secundarios de otros tratamientos. Esa eliminación del foco tumoral se puede realizar con diferentes fuentes de energía como frio (crioterpia) ultrasonidos de alta intensidad focalizados (HIFU) o diferencia de potenciales eléctricos de alto voltaje (Electroporacion irreversible)
  3. Cirugía. La prostatectomía radical es un procedimiento quirúrgico común para el tratamiento del cáncer de próstata. Consiste en la extirpación completa de la próstata y, en algunos casos, de los ganglios linfáticos cercanos. La cirugía puede realizarse mediante técnicas tradicionales o mediante cirugía robótica asistida, que ofrece beneficios potenciales como incisiones más pequeñas, menor pérdida de sangre y una recuperación más rápida y con menor dolor postoperatorio.
  4. Radioterapia. Tiene como objetivo destruir las células cancerosas mediante el uso de la radiacion. Puede administrarse externamente, mediante radioterapia de haz externo, o desde el interior de la glandula, mediante braquiterapia, donde se colocan pequeñas fuentes radiactivas dentro de la próstata.
  5. Terapia hormonal. También conocida como terapia de privación de andrógenos, es utilizada en casos avanzados de cáncer de próstata. Esta opción busca reducir los niveles de testosterona, hormona que estimula el crecimiento del cáncer de próstata.
  6. Terapias dirigidas y quimioterapia. Se pueden utilizar en casos avanzados o resistentes al tratamiento. Estas terapias están diseñadas para atacar específicamente las células cancerosas y reducir su crecimiento. Se utilizan en combinación con otros enfoques terapéuticos y pueden ayudar a controlar la progresión del cáncer.

La elección del mejor tratamiento en ambas patologías debe ser individulizada en funcion de las características de cada paciente. Es importante realizar una valoración con un urólogo especialista en estas enfermedades con el fin de realizar el mejor diagnostico y hacer la mejor selección del tratamiento para obtener los buenos resultados. Se recomienda realizar esta valoración en varoren a partir de los 50 años (o 45 años si tiene antecedentes familiares de cancer de próstata). Esta es una valoración sencilla consistente en una entrevista con un especialista en patología prostática y la realización de una analítica de sangre (para la medición del antigeno prostatico especifico) una flujometria y una ecografía de aparato urinario.

Si tienes inquietudes acerca de tu salud prostática, es importante consultar a un urólogo, quien podrá brindarte una evaluación precisa y recomendaciones adecuadas para el tratamiento y manejo de la HBP y el cáncer de próstata. Recuerda que la detección temprana y el cuidado adecuado son fundamentales para mantener una buena salud prostática.